martes, 24 de septiembre de 2013

Azahares en el aire y calcáreos en los pisos

No hay vuelta atrás, todo comenzó a florecer, pese a la ola de frío de los últimos días en Buenos Aires. La naturaleza es así, no espera ni pregunta. Brota, surge, se impone. Y eso es lo más lindo de todo. No hay nada que podamos hacer más que acompañarla y disfrutar lo que ofrece en cada momento. 
 
Este domingo estuvimos de vuelta paseando por el Mercado de Maschwitz. Fuimos con amigos a almorzar y a recorrer, a familiarizarnos con nuestro nuevo barrio. Después fuimos a ver la obra que ya está casi lista, y yo que sigo sin poder creer que es nuestra casa.
 
 
Hace unos meses, en una capilla de Bella Vista encontré un piso calcáreo que supera a cualquier alfombra que pueda querer una novia para entrar a la iglesia. Entonces supe qué quería para la entrada de mi futura casa.
 
 
Y comenzó la búsqueda. 
Lo primero que encontré googleando fue la página de Compañía Argentina de Pisos, donde me puse a jugar con distintas opciones de guardas y colores aprovechando el catálogo interactivo. La súper recomiendo! no fui nunca al negocio pero me fasciné con las cosas que hacen.
 
Lo que sí hice fue levantarme bien temprano un sábado a la mañana para ir a la fábrica de pisos calcáreos que hay cerca de casa, en Beccar. Es llegar y querer llevarse todos los colores que tienen expuestos. Pero no, hay que focalizar si uno piensa que la casa dura muchos años y el piso es una elección bastante definitiva (al menos en nuestro caso).
 
En la segunda visita me llevé algunas piezas para plantear un damero blanco y negro para el toilette. Así me di cuenta de que al lado del piso que elegimos para el hall y el living, no pegaba ni poniéndole ganas.   
 
 
Pero no me eché atrás y volví a la semana siguiente a buscar otra opción para nuestro mini bañito.
Siguiendo el consejo de la arquitecta, que coincidió con lo que vi después en varias revistas de decoración, opté por no querer disimular lo diminuto del baño eligiendo un color claro para el piso, como la lógica indicaría. Sino que al contrario, elegí un color oscuro para resaltar el ambiente tal como es.
 
Así di con este calcáreo azul que dejé encargado el mismo día. 
Para la foto lo ubiqué al lado de un piso del mismo color que el del hall y me terminé de convencer.
Había ido por un verde intenso pero pensé que me iba a cansar más rápido del verde que del azul, que me gusta mucho.
 
 
Ahora hay que colocarlo y ver el resultado final en pocos días.
Ya les contaré...
 
 
 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Listas

No sé si es común, pero yo conozco a varias personas que les pasa lo mismo, eso de sentir que tienen más de una vocación.
En alguna época creía que era un problema, pero descubrí que no; al contrario.

Son pocas las personas que realmente aman lo que hacen. Aunque les cueste, como a todos, lo disfrutan como pocos. La clave es qué responden a la pregunta: ¿Harías lo mismo si no te pagaran? Responden que sí. Y no entro en el debate, que por lógico no deja de ser algo conformista también, que suele comenzar con la frase: "Ah claro, ¿y de qué vivirían si no cobraran?". Es el mismo que en algunos casos mantiene a personas soportando, más que disfrutando su día a día.

Las personas que realmente disfrutan lo que hacen son las que marcan la diferencia, donde sea que estén.

A veces comparto en voz alta las cosas que me gustaría hacer, y la gente se acuerda (comete el error de escucharme, ja!), entonces pasa el tiempo y me cuentan algo sobre eso, me hacen una recomendación, algo que vieron tal vez, la experiencia de un conocido, o me preguntan en qué quedó. Y eso me encanta. Creo que tengo que empezar a hacer listas. Listas sin un hilo conductor. Y que no empiecen en enero y sean olvidadas cuando el año avanza con todo su ímpetu. Listas vivas, con tachaduras y desprolijas, bien a mano.

Acá voy:

-Quiero conocer las Cataratas del Iguazú (una de las 7 Maravillas del Mundo a la vuelta de la esquina y yo sin verlas). Esto ya lo escribí acá, ahora que pienso, pero vale porque sí.
-Visitar la Casa Azul donde vivieron Frida y Diego Rivera. Si es una tarde de sol o de lluvia intensa, mucho mejor.
-Escaparme un fin de semana con #marido a San Antonio de Areco. Llegar temprano, mateando en el camino, acomodarnos, almorzar en una pulpería, caminar, disfrutar de un buen libro y salir cámara en mano a recorrer el lugar.
-Hacer un curso de alfarería, y otro de corte y confección, otro de pintura y otro de dibujo, y ah! otro para aprender a hacer zapatos.
-Retomar mi curso de fotografía para disputar con #marido la autoría de las mejores fotos, cuando las veamos en unos años. -"Esta la saqué yo", -¡¿Qué?! (No sé si a alguien más le pasa).
-Viajar al norte argentino. Iruya, Cuesta del Obispo, Tilcara, Cachi y seguir.
-Escribir mucho más de lo que lo hago.
-Tener mi propia máquina de coser (y aprender a usarla, ¿no?). Sueño con heredar la de mi abuela Esther que está casi sin usar y viene adentro de una mesita de estilo americano que ay, la quiero. Se la regaló mi abuelo hace décadas y ella dice que la usó pero mmm yo tengo mis dudas. :)
-Tener mis cosas de pintura más a mano.
-Armar mi biblioteca.
-Tener mi escritorio ordenado.
-Trasplantar el limonero, el ficus y las plantas que sobrevivan a la mudanza y al abandono de los últimos meses (porque a ellas también las abandoné, no fue solo al blog).
-Darle tiempo y espacio a los proyectos que me revolotean en la cabeza desde hace meses y que por ahora solo son ideas...

Les dejo esta frase que encontré acá mientras pinteresteaba y me trajo de vuelta al blog a terminar este post.


Ah! les cuento que ya tengo confirmado mi libro de Casa Chaucha y estoy feliz! porque lo voy a estrenar junto con mi casa, y por haber sido parte de este proyecto colectivo. Me gusta. 

¡Happy week!