miércoles, 12 de diciembre de 2018

Mi arbolito feng shui

Este año "estrenamos" árbol. Las comillas responden al hecho de que no lo encontramos en la góndola de Alparamis sino en Mercado Libre después de aplicar el filtro de usado.

Antes de seguir freno a aclarar que no soy tan abierta como podría parecer.

Estoy casada con alguien más abierto que yo (gracias a Dios), que básicamente se dedica a llevarme a explorar los límites de mis creencias y juicios aunque sin hacer demasiada alharaca, para que yo no me oponga. Un estratega, digamos.

Nuestra primera Navidad casados fue él quien compró el arbolito. Medía unos 60 centímetros desde la base hasta la punta. Lo decoramos con amor en nuestro primer departamento en la calle Monseñor Alberti, en San Isidro. Fue al lado de ese árbol que empezamos la tradición de la foto navideña, empujada por mí.

Cuando nos mudamos a nuestra casa creo que lo tuvimos dos años, hasta que mamá me pasó su árbol cuando decidió renovarlo. Costaba armarlo, era como un Tetris. Le faltaban ramas pero conservaba su encanto. Así fue que decidí regalarle nuestro primer árbol a una amiga. El último enero, cuando llegó el momento de guardar las cosas de Navidad, decidí que el árbol heredado también había cumplido su etapa en casa y en vez de guardarlo lo tiré. Marie Kondo y "La magia del orden" había empezado a hacer mella. Sabía que la decisión me obligaba a encontrar otro ejemplar para esta Navidad.

Hace poco vino mi marido con la buena nueva de que había encontrado un árbol en Mercado Libre y que lo había comprado. Yo no estaba para nada convencida, aunque tampoco me va la idea de gastar miles de pesos en un árbol de plástico. Me coparía salir al bosque a cortar uno y entrar muerta de frío al living mientras nos sacudimos la nieve -pero no- nuestra Navidad es en verano porque estamos en el hemisferio sur.

Ayer mi marido buscó el árbol y pasadas las 12 de la noche nos pusimos a armarlo como dos chicos.




Sé casi nada de Feng Shui pero me quedó la idea de que los objetos tienen su propia energía, y que esta puede renovarse. Lo que a uno ya no le sirve, porque no lo necesita, no lo quiere o ya no le gusta, si queda en casa pasa a convertirse en un objeto que ocupa lugar y absorbe energía que en vez de revitalizar a las personas, las estanca. Si ese objeto pasa a otro que lo pone en valor, la energía se transforma y renueva.

De este arbolito sé que era de una señora que estaba buscando una opción más fácil. Ya no tenía ganas de decorar rama por rama. Así que de yapa vino con animalitos del pesebre -que ya están entre los animales de Hilario-, una corona para la puerta -que regalé- y adornos lindos que volvieron a lucirse. Todo lo que no quise, ya salió de casa. Nada de guardar "por las dudas" porque "tal vez lo necesite" o "tal vez me arrepienta". Afuera.

Sé poco y nada de Feng Shui pero estoy experimentando que me gusta andar más liviana.

Este post va dedicado a mi marido que escucha mis quejas cuando compra árboles navideños usados, hasta que encuentran nueva vida y sentido en nuestro hogar. Así que gracias.

En la foto Hilario arrancando adornos navideños que revolea contra la pared al grito de "gol" mientras levanta los brazos festejando.


No hay comentarios:

Publicar un comentario