miércoles, 26 de diciembre de 2018

Pesebre

La Virgen no se preocupó por relatar la experiencia de llevar a Jesús en su vientre, de haber sido elegida para ser la madre de Dios. 

María no salió corriendo a contarlo. Guardó en su corazón lo que vivía y dijo un rotundo sí al pedido de Dios.  

A lomo de burro recorrió 120 kilómetros desde Nazareth hasta Belén, con José que caminaba adelante llevándolo a tiro mientras intentaba conseguir un lugar donde los alojaran.

*
Nadie los quería. No había lugar par ellos. Nadie los elegía. 
No eran poderosos. Nadie los seguía. 

Al fin encontraron un pesebre.
Un portal donde entre pajas dormían los animales, fue la cuna del Niño Dios.  
Un lugar que no pega con parir, fue el que eligió Dios para venir al mundo.

Y fueron humildes pastores los primeros en ser llamados a ese portal donde un bebé recién nacido iluminaba a su madre y a su padre, que los cuidaba y procuraba que nada les faltara, en un lugar donde no había nada. 

Hoy es Navidad.
Es el día del nacimiento de Jesús. Día de fiesta para los cristianos. 

Celebramos que tenemos un Dios que viene para todos.
Un Dios que se hizo hombre y por eso gozó y sufrió la existencia en este mundo.
Un Dios que hace nuevas todas las cosas, desde el silencio del corazón.

**

Hay años mejores y años peores. 
Hay navidades que nos encuentran preparados y serenos, conectados con lo que vivimos, y otras que no.
Hay advientos y advientos. 
Hacemos lo que podemos.
Y más allá del esfuerzo, que a veces da sus frutos, nunca será acabado, óptimo ni perfecto lo que hagamos, por más filtros y expectativas que pongamos. 

Disponer el corazón parece ser la clave.

Que sea Jesús el que hable. Que sea Él quien haga. Que todo el año podamos vivir de la sorpresa de que tenemos un Dios que quiso ser un bebé recién nacido en un pesebre perdido en una noche de Belén.  

Feliz Navidad.

*esta imagen me la "regalaron" por Whatsapp. 
**este es nuestro pesebre en una foto de Adviento.   

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